Hoy revisitamos Mi Vecino Totoro, uno de los clásicos más entrañables del estudio Ghibli.

Planeta Ghibli (parte 15)

27/06/2014

| Por Andrea Vega

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MY+NEIGHBOR+TOTORO+-+Japanese+Poster+1Mi vecino Totoro (1988) narra un mágico episodio en las vidas de dos hermanas, Satsuki, de 10 años, y Mei, de 4. Al comienzo las vemos mudándose junto con su padre, un profesor, a una nueva casa en el Japón rural, para estar más cerca de su madre enferma, que ha sido trasladada a un hospital cercano. Después de instalarse en la nueva casa, un niño del pueblo les dice que la casa está “embrujada”. Pero no en el sentido de fantasmas o criaturas terroríficas; cuando las chicas dejan entrar luz en cada cuarto antes oscuro, ven unos bichitos similares a arañas que corren a esconderse. Según la abuelita que ha sido contratada para cuidar de ellas, estas son criaturas inofensivas que habitan en las casas vacías, y que se marcharán al ver que la casa está ocupada.

Un día Mei descubre el nido del Gran Totoro, un espíritu gigante del bosque que luce como una especie de conejo grande. Totoro se convierte en el protector de las hermanas, actuando no sólo como su amigo imaginario, sino también como un sustituto de su madre, que no puede cuidar de ellas. A partir de ahí se suceden una serie de episodios mágicos que involucran a las niñas y a estos seres fantásticos. Más tarde, durante una emergencia familiar, cuando las niñas empiezan a preocuparse por su madre, Totoro las envía con ella en un gato-autobús, una criatura mágica con muchas piernas, una amplia sonrisa y grandes ojos que hacen de faroles.

il-mio-vicino-totoro-img-pescaEl rasgo que más diferencia a Mi vecino Totoro de otras producciones animadas es que no hay un argumento que funcione dentro de los esquemas acostumbrados, o un mensaje que se trate de comunicar. No hay grandes revelaciones, ni grandes lecciones aprendidas, y lo mejor de todo, no hay una superficial moralidad. Probablemente sea el resultado de que Miyazaki no carga a su película con el deseo del adulto de un argumento complicado y acción a raudales, sino que vemos todo a través de los ojos de las niñas. Un ejemplo de ello es que, durante toda la película, la mamá se encuentra en el hospital, por razones nunca explicadas. Justamente por el hecho de que nunca nos dicen qué pasa con ella, nos vemos en la misma posición de un niño pequeño que aún no es capaz de comprender las complejidades de la medicina y la enfermedad. ¿Por qué está mamá en el hospital? Mei y Satsuki no lo saben, y por lo tanto, nosotros tampoco. Pero hay que destacar que la enfermedad de la madre es tratada como un hecho de la vida, y no como una gran tragedia que conducirá inevitablemente a una fatalidad.

392899Otro detalle destacable es que la historia se mueve a paso lento, dándonos así tiempo de disfrutar junto a las niñas de acontecimientos aparentemente insignificantes que se convierten en los momentos claves de la película. La escena de apertura, por ejemplo, está cargada de gran emoción, y trata, simplemente, acerca de mudarse a una nueva casa. Muchos de esos momentos presentan a Mei mientras juega sola en el campo que rodea la casa: la vemos tratando de atrapar renacuajos en el arroyo u observando con curiosidad a un sapo cruzando el camino. Así, la película traza pequeños incidentes que envuelven a la audiencia en el maravilloso mundo de la imaginación del niño y en el mundo de los Totoros.

269249El hecho de que el director no se enfoque en un argumento ayuda a poner énfasis en las emociones de los personajes. Mei y Satsuki deben aprender a lidiar con el hecho de mudarse a un nuevo hogar sin su madre. Una y otra vez seguimos sus encuentros con las encantadoras criaturas del bosque, que bien podrían ser imaginarias; pero aún estas escenas están manejadas con más inteligencia y moderación de lo que podríamos esperar. En ese sentido, la escena más destacable y memorable es aquella en la que esperan a su padre en la parada del autobús, y el Totoro grande se para a su lado; la escena está manejada tan calmada y positivamente, que el hecho de que se encuentren solas, en medio del bosque y la oscuridad de la noche son meras situaciones y no amenazas. Los encuentros de las niñas con Totoro y sus amigos no resultan en las alocadas aventuras de la animación tradicional, sino en gentiles realizaciones de sus fantasías, que son capaces de devolver al espectador adulto esa chispa de curiosidad y asombro típicos de la niñez.

tot37En una película como ésta, la construcción de los personajes es fundamental. Las niñas son muy creíbles; brillantes, energéticas, atropelladas, dispuestas a ayudar, y ocasionalmente impacientes. La dinámica entre ellas también está muy bien lograda; por ejemplo, la forma en que Mei trata de imitar todo lo que hace su hermana mayor, o que Satsuki pierda la paciencia y regañe a Mei cuando hace un berrinche. Como la mamá está ausente, Satsuki adopta el rol de madre, cocinando para la familia y actuando como la guardiana de Mei. Se podría decir que Satsuki va madurando poco a poco a través de la historia, pero de vez en cuando se permite regresar a su infancia sin restricciones. Este abandono de su autoimpuesto rol de adulto generalmente está relacionado con la aparición de los Totoros y del gato autobús. Una escena donde esto es evidente es casi al final, cuando vacila un momento antes de treparse al Totoro grande para ir volando, al contrario de su pequeña hermana que lo hace sin dudar ni por un instante. También hay que destacar que la familia es vista como un refugio seguro y protector. Si bien la madre se encuentra ausente debido a su enfermedad, siempre está presente en los corazones y en las conversaciones del papá y las hijas, y el sentimiento de añoranza trasmitido por ellos es sutilmente conmovedor. El padre es razonable, dedicado y cariñoso, y llama la atención la calma con la que recibe los reportes acerca de misteriosas criaturas por parte de sus hijas. Es difícil decir si realmente cree en su existencia de estas criaturas, pero su actitud receptiva y el hecho de que nunca las trate de mentirosas nos deja ver el lazo que existe entre él y sus hijas.

totoro-flyingLos Totoros están entre los personajes más encantadores y fácilmente reconocibles que cualquier película animada haya producido. Su diseño es muy ingenioso; parecen ser una mezcla de varios animales reconocibles, pero al mismo tiempo son increíblemente extraños y únicos, como algo que sólo podría surgir de la imaginación de un niño. Por otra parte, la animación les da vida propia; la forma en que respiran, la textura de su pelaje, y las sutiles expresiones faciales ayudan a crear seres que son tan fantásticos como creíbles. Si bien la historia es sobre las dos hermanas, cuando los Totoros aparecen en pantalla se roban la escena. Hay una gran inocencia en ellos, y el hecho de que sólo los niños pueden verlos y comunicarse con ellos –aunque no hablen el mismo lenguaje- refuerza la idea de que la audiencia está viendo la película con los ojos de un niño. En la película hay tres de estos seres: uno grande, de unos 3 m. de alto al que llaman Gran Totoro, uno mediano de unos 60 cm., bastante parecido al grande, y uno más chiquito, blanco, que puede volverse invisible en el bosque.

tt_cHay un número de influencias evidentes en la película. La referencia más obvia tiene que ver con la famosa historia de Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas. Mientras el gato autobús presenta muchas similitudes con el Gato de Cheshire, con su amplia sonrisa y su habilidad para desaparecer, es el descubrimiento de Satsuki del hogar de Totoro en el bosque la referencia más evidente, ya que es muy similar al momento en que Alicia cae a través del hueco donde se mete el conejo. Pero la influencia más destacable son los elementos autobiográficos, y la enfermedad y hospitalización de la madre es el más importante. Miyazaki tenía más o menos la edad de Mei cuando su madre enfermó de tuberculosis, y la incertidumbre y la falta de conciencia de lo severo de su condición son paralelos directos de la propia vida del director. Es así que la historia parece ser más la forma de Miyazaki de expresarse sobre su infancia, y los Totoros como una forma de escapar de la triste realidad, que una gran aventura épica que tiene como protagonistas a las niñas. Sin embargo ésta es solamente una de las muchas formas en que puede ser vista la película, y es ahí justamente donde reside uno de sus muchos puntos a favor.

Mi vecino Totoro  atrapa al espectador no solamente por su calidez y su corazón. También está llena de comedia humana, en la forma en que observa a las convincentes y vivaces niñas, y nos inspira ese asombro típico de la niñez en las escenas que involucran a los Totoros, y el encanto en las escenas del Gato Autobús. Es un poco triste, un poco atemorizante, un poco sorprendente y un poco instructiva, tal como la vida misma, y nos sugiere que las maravillas de la vida y los recursos de nuestra imaginación pueden proveernos de toda la aventura que necesitamos. Es una de las pocas historias universales que jamás encontraremos. No importa la edad que tengas, siempre encontrarás en ella algo que te encantará.

my-neighbor-totoro-wallpaper-275575La animación, una vez más, está completamente hecha a mano, y a veces es simple, pero tremendamente efectiva. El enfoque puesto en las maravillas de la naturaleza hace que este mundo cobre vida de forma sublime. También hay un grado de realismo nada forzado en los detalles; por ejemplo, cuando las niñas exploran un arroyo al comienzo, se puede ver, de forma muy casual, una botella que alguien arrojó al agua. Con cada detalle, Miyazaki logra acercarlas al espectador, y aunque son siempre encantadoras nunca lo son de forma empalagosa. Como decíamos, la película no acarrea las visiones de los adultos, sino que nos muestra cómo el tener una mente abierta y una perspectiva diferente puede abrirnos la puerta a un mundo repleto de posibilidades. Mejor que cualquier otra obra, ésta captura la gloriosa inocencia de la niñez.

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