Hoy nos subimos a La Colina de las Amapolas para ver un notable progreso en la labor de Goro Miyazaki como director.

Planeta Ghibli (parte 31)

03/03/2016

| Por Andrea Vega

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from-up-on-poppy-hill-posterLuego de un decepcionante debut como director con Cuentos de Terramar, quedaban dudas acerca de la capacidad de Goro Miyazaki para seguir los pasos de su padre. En una acertada decisión, para su segundo intento no eligió otra historia épica, sino una más intimista y con un escenario autocontenido. La colina de las amapolas (Kokuriko-zaka kara), estrenada en 2011, es un drama ligero y nostálgico ambientado en un pueblo costero a comienzos de los años´60, que recuerda mucho a películas como Mimi wo Sumaseba y Omohide Poro Poro, con su exploración del amor joven y del autodescubrimiento a través del esfuerzo personal. Con un guión adaptado por Miyazaki padre de un manga original de Chizuru Takahashi y Tetsuro Sayama, esta película representó un gran paso adelante para Goro como director.

La película comienza con una introducción mayormente silenciosa de Umi, el personaje principal, mientras comienza su día. La escena está maravillosamente animada, con una canción de estilo jazz de fondo, y sirve para establecer rápidamente a la protagonista como una chica responsable y madura más allá de sus años. Con un padre que se presume muerto y una madre ausente, Umi es la persona a cargo; cuando no está estudiando, está de compras, cocinando o haciendo la limpieza. Cada mañana iza banderas en honor a su padre, como un gesto de esperanza de que regresará sano y salvo. A pesar de su bajo perfil en la escuela, Umi llama la atención de Shun, un estudiante a cargo del periódico escolar que tiene un enamoramiento con ella. Shun conduce a Umi hacia el “Cuartel Latino”, una mansión en decadencia que sirve como casa club para los estudiantes interesados en la química, el drama, la filosofía, el periodismo, y otros pasatiempos. Ante la inminente demolición del viejo edificio, ambos jóvenes se unen en la lucha por evitarlo, mientras un romance comienza a surgir entre ellos.

so-sklonov-kokuriko-sceneLa serenidad y la calidez del relato son puntos esenciales en el éxito de la película. Las crisis en la vida de Umi están narradas con gran sentimiento pero sin melodrama, muy a tono con su espíritu autosuficiente y su carácter maduro. Sus pérdidas y sacrificios son significativos, y la historia la convierte en símbolo de una generación que necesita reconciliar un pasado doloroso con un futuro prometedor. La historia y la esencia de los dos escenarios centrales, la casa de Umi y la casa club, están perfectamente capturadas; ambas están habitadas por personajes pintorescos con pequeñas historias propias que se integran muy bien al arco argumental general, de modo que la narrativa fluye naturalmente.

maxresdefaultLa historia nos permite conocer a los personajes íntimamente, no solamente en la forma en que se relacionan entre ellos, sino también en el contexto de un tiempo y lugar específicos. Estos adolescentes están creciendo en un Japón que recién comienza a recuperarse de la devastación de la guerra, con los próximos Juegos Olímpicos claramente vistos como la posibilidad de una nación de recuperar un lugar de importancia a nivel mundial. El guión maneja con notable equilibrio los dilemas más íntimos de los personajes y la dolorosa historia de una nación, dando como resultado una historia conmovedora y llena de esperanza.

Kokuriko-zaka-kara-11La animación y el diseño de arte muestran un nivel muy por encima de Cuentos de Terramar. Aún sin la suntuosidad de las historias fantásticas de Hayao, los fondos son alucinantes. Su magia visual reside en la colorida composición del follaje, las nubes, la arquitectura y el agua clara, y su impacto emocional surge de la forma en que todo eso se asocia con la nostalgia de tiempos en que todo era más simple. La serenidad de la vida en el pueblo natal de Umi, con los caminos de tierra y los puestos de venta callejeros, presenta un marcado contraste con el centro de Tokio, que está siendo transformado en la espectacular metrópolis que conocemos hoy; son la historia y el futuro en búsqueda de un equilibrio.

poppyhill1-e1354641398821Seguramente, la modestia de La colina de las amapolas no le permita ser contada entre las mejores producciones de Ghibli. En ella no hay emocionantes aventuras ni grandes riesgos que correr. Pero le hace honor al legado del estudio con una historia tan simple como hermosa, con la cual es fácil identificarse. Y lo más importante: Goro levantó el aplazo.

 

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