Hoy revisitamos El Cuento de la Princesa Kaguya, el último film del maestro Isao Takahata.

Planeta Ghibli (parte 33)

05/05/2016

| Por Andrea Vega

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kaguyahime_poster2Y un día, después de casi 15 años, Takahata volvió a la dirección. Dejando de lado su tendencia al realismo, esta vez eligió inclinarse por la fantasía y adaptar un cuento folclórico japonés. Por supuesto, la naturaleza fantástica del contenido no implica que sea una obra pasatista; El cuento de la princesa Kaguya (2013) es una historia universal acerca de la lucha de una joven mujer por cumplir las expectativas de sus padres y de la sociedad y permanecer fiel a sí misma, a sus deseos, aspiraciones y capacidades. Es una obra hermosa y triste a la vez, conmovedora más allá de lo imaginable, maravillosamente narrada tanto desde lo argumental como desde lo visual, y la obra maestra que culmina con honores una carrera de excelencia.

La historia comienza cuando un viejo cortador de bambú encuentra una caña brillante en el bosque; al acercarse, una flor se abre revelando en su interior a una diminuta joven vestida con ropas suntuosas. El hombre la lleva a casa y, en manos de su mujer, esta especie de muñeca viviente se convierte en un bebé de tamaño normal. La pareja decide criarla como su hija, y debido a la rapidez con que la niña crece, los chicos de áreas vecinas comienzan a llamarla Takenoko (Pequeña Bambú). La niña ama la vida en su paraíso rural, donde puede correr, jugar y estar en contacto con la naturaleza. Su padre, sin embargo, está convencido de que ella merece algo mejor; esta idea se afianza cuando encuentra oro y ropa fina entre las cañas, y viaja a la capital para construir un enorme palacio para ella. Al principio, la ahora llamada Princesa Kaguya se siente entusiasmada con su nueva casa y su bello vestuario, pero pronto comienza a sufrir el rígido estilo de vida impuesto sobre ella. A instancias de su padre, comienzan a desfilar pretendiente tras pretendiente, todos desesperados por ganar la mano de la princesa dueña de una belleza legendaria. Las cosas se vuelven aún más difíciles cuando la joven descubre su verdadero origen.

tale-of-the-princess-kaguya-animation-drama-fantasy-asian-cartoon-monogatari-wallpaper-3Lo que presenciamos al comienzo es básicamente un cuento de hadas, con una historia que avanza lentamente y por episodios. Pero a medida que la princesa crece, el tono se vuelve más dramático y melancólico, y aunque el humor sigue estando presente, es mucho más sutil. El nivel de maestría de Takahata es tan increíble que, incluso trabajando con material arraigado en la fantasía, el toque neorrealista está presente. Cada detalle de las vidas de estos personajes está cuidadosamente presentado; los primeros momentos en la vida de la niña, el trabajo diario de sus padres, el elaborado protocolo de la realeza, todo nos permite acercarnos más a los personajes y conectarnos con ellos. Nos permite comprender la felicidad que Kaguya encuentra en su vida simple y sentir empatía con ella a medida que los cambios impuestos alteran su vida.

el-cuento-de-la-princesa-kaguya-2013-de-isao-takahataCabe recordar que, en esencia, se trata de una fábula, y esta clase de historias no presentan una caracterización compleja ni movilizan emociones en el espectador; el hecho de que esta película lo logre de forma tan natural es otro testimonio del incomparable talento del director. El estilo visual de la película, muy similar al usado en Mis vecinos los Yamada, es el complemento perfecto para la narrativa. Takahata crea un mundo de ensueño a tono con la historia, optando por una estética impresionista, con acuarelas y trazos simples, imágenes incompletas y bordes difusos, con una sensación de movimiento provista por pinceladas fluidas o líneas difusas trazadas con lápiz, que se vuelven más intensas en los puntos climáticos para realzar la atmósfera de tensión.

kaguyaAunque parezca increíble, El cuento de la princesa Kaguya es tan devastadora emocionalmente como La tumba de las luciérnagas, aunque el impacto llega de otra manera. La historia está inmersa en una cultura y un período histórico particular, pero los sentimientos y experiencias tienen un alcance que trasciende su origen. La película nos recuerda el gran potencial que tiene el anime en las manos correctas y el vacío que deja Ghibli con el retiro de sus dos fundadores.

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