Estamos en 1988 y los siguientes números de New Teen Titans se van a dividir en dos categorías: aventuras que abren plots a largo plazo y fill-ins intrascendentes. Se nota que Marv Wolfman está cansado y no sabe muy bien como encarrilar la serie, y algo que no colabora para nada en esta tanda es que hay varios números de relleno, que parecen estar pensados para llenar agujeros y muchas veces hasta generan baches en la propia continuidad de la serie, que tenía en su coherencia uno de sus principales puntos fuertes. Ya vamos a volver sobre este tema cuando lleguemos a los episodios en cuestión.
Retomamos con el nº 41 y el regreso de un viejo conocido, Wildebeest, que arma un plan tan elaborado para confundir a los Titans que termina por confundir también a los lectores, y al final no se entiende un porongo por qué hace lo que hace. El villano secuestra a Mother Mayhem que está en STAR Labs, embarazada de Brother Blood, y se supone que tiene algún tipo de plan que involucra al niño no nato. Pero mientras tanto, y como para desviar la atención, recluta al Puppeteer y con su ayuda liberan de la prisión a otros villanos medio pelo que vimos aparecer a lo largo de la serie, como Trident, Gizmo y Disruptor. Los Titans no tienen la más puta idea de qué carajos está pasando, piensan que Wildebeest está formando su propio grupo de villanos, pero no están muy seguros de qué tiene que ver eso con el secuestro y para el final del número el villano le rebela a Mother Mayhem que es en realidad su doctor en STAR.
El 42 arranca cuando los villanos fugados de prisión asaltan una joyería, para distraer a los Titans. ¿De qué? No se entiende, pero todo parece ser parte del plan de Wildebeest. Al final del dia solo logran capturar a Gizmo, que es llevado a la Torre, pero consigue liberarse y cuando puede acceder a la computadora y obtener información relevante sobre los héroes decide en su lugar entregarse, a ver si se revindica y consigue algún trabajo en STAR Labs, cansado de la vida de supervillano, que no hizo más que generarle dolores de cabeza. Mientras tanto los Titans luchan y capturan a sus cómplices y, cuando van a entregarlos, descubren que Gizmo esta dispuesto a confesar todo, y desenmascara al científico de STAR como Wildebeest. Pero de todas maneras el villano consigue huir. En su guarida, trata que Mother Mayhem le diga quiénes son los Titans en realidad pero ante la negativa de la mujer, y la inminente llegada de los héroes, decide volar su guarida por los aires y escapar para una próxima batalla. Los Titans zafan por un pelito, y llegan con el tiempo justo para que Mother Mayhem dé a luz a su hijo, que resulta ser una niña, con lo cual la maldición de Brother Blood (que condenaba al hijo a siempre asesinar a su padre) se rompe, supuestamente para siempre.
El siguiente es un número que enfrenta a Raven con Phobia, y tras lo de Gizmo, vemos cómo Wolfman de a poco se va sacando de encima viejos villanos, como para cerrar cabos sueltos en pos de cambiar algo, que no se termina de entender muy bien qué es. Acá Eduardo Barreto (a pesar de figurar como dibujante en los títulos) es reemplazado por el maestro Curt Swan,y todo tiene un tufo terrible a número de relleno, o incluso a historia pensada para la ya difunta Spotligth, ya que salvo por las primeras páginas (que retoman el tema del reciente nacimiento de la hija de Blood), todo el resto del episodio va para otro lado. Raven investiga una serie de asesinatos y su búsqueda la lleva a un encuentro final con Phobia, quien tiene la misión de matar a un diplomático que termina por ser su padre, con el que tiene una relación complicada. La hija de Trigon sabe de esto, y con sus poderes ayuda a Phobia a superar el trance. Pero todo tiene un tufo horrible a episodio de relleno.
Y ya que hablamos de episodios de relleno, el siguiente carece completamente de sentido. Se trata de un clarísimo fill-in escrito por Randy y Jean-Marc L’officier y dibujado por Michael Collins, que debía estar hecho de antemano y cayo acá por una cuestión de agenda. Para empezar, la premisa es que los Titans se toman unos días libres para ir a visitar al abuelo de Danny Chase en una especie de asilo para espías retirados, y todos hablan de lo bien que les vienen los días libres… cuando el numero anterior arrancó con ellos de vacaciones y por eso Raven se quedaba sola en New York. Y después, la gran mayoría de la acción (que gira en torno a un nuevo enfrentamiento con Godiva) suena a un evento muy cercano al Annual 3, y si bien el mismo encaja en la cronología unos cinco números atrás, parece que debería haberse publicado antes. Lo único relevante de un episodio bastante choto, es que detrás del plan de Godiva se encuentra en realidad Cornelius Krieg.
Los nºs 45 y 46 son un arquito con los ex Dial H, en el que Chris King es perseguido por su ex novia y compañera Vicki Grant, que se dejó llevar por el camino del vicio y la degradación al mudarse a San Francisco, fue cooptada por una secta y usa sus poderes para el mal. Pero principalmente descubrió que su ex novio se comprometió con otra chica, y por eso quiere asesinarlo. Parte de la gracia es que son personajes creados por Wolfman, que se ve que tenía ganas de retomarlos, y todo es una gran excusa para mover a los Titans a San Francisco al mismo tiempo que a Sarah (la novia de Cyborg). Esto le permite darle un cierre a un plot bastante choto que era la tensa relación de ambos, porque ella había decidido mudarse para cambiar de laburo y la poca gracia que esto le hacía a Vic, que no creía posible una relación a distancia y no tenía ganas de dejar New York. Barreto está prendido fuego en estos números y se dibuja todo. Por desgracia Wolfman sigue a media máquina y todo se resuelve de manera muy precipitada con la desaparición de Vicki, que deja un millón de cabos sueltos que esperamos en algún momento se resuelvan.
El 47 es otro número fuera de lugar, a pesar de que esta vez si está escrito por Wolfman y el dibujante es Kelley Jones. Se ve que Barreto no llegó con los tiempos o algo así, y sacaron este episodio de la galera, que yo estimo debería estar pensado como el nº49. Ya de entrada, al final del numero anterior se anuncia para el próximo el regreso de Red Star, cosa que va a pasar en el 48, donde además la acción transcurre en San Francisco, donde siguen los Titans, ya que todavía no volvieron a NY. Pero en este episodio están de vuelta en su cuartel de la torre, lo cual hace muchísimo ruido, sobre todo porque esta escrito por Wolfman, que es bastante cuidadoso con ese tema. Pero como digo, alcanza con ver cómo empieza el próximo episodio para notar que éste no estaba pensado para ser publicado acá. No voy a perder tiempo en lo que pasa porque es muy peloudo: alguien arregla la computadora de la Torre, los Titans se van de joda, Danny se queda solo, se pone a leer un libro que está escribiendo Jericho sobre los miembros del equipo, y con esa excusa nos vuelven a contar el origen de casi todos. La gracia son dos: una es que cuando Danny llega al final descubre que no hay nada escrito sobre Donna, y ella confiesa que no tiene recuerdos de su pasado más allá de ser rescatada de un incendio y tiempo después tener su primer aventura con los Titans, y la segunda es que el técnico resultó ser Wildebeest disfrazado. Al entrar a la computadora, tuvo acceso a toda esta información, que era lo que había tratado de conseguir antes sin éxito de la boca de Mother Mayhem. ¡Una paparruchada cósmica!
Barreto se despide a lo grande, con dos últimos capítulos en los que deja la vida, pero por desgracia Wolfman no lo acompaña: se nota que ya tenía la cabeza puesta en el regreso de su viejo amigo George Pérez. En un arquito con un tufo rancio a anticomunismo, Hammer and Sickle, los héroes del gobierno soviético, viajan a Estados Unidos para eliminar a Red Star, que colabora con el gobierno de ese país, por pedido expreso de Gorbachev, como parte de un programa de intercambio entre ambos países. Sigue el drama entre Sarah y Vic, vuelan piñas entre rusos y yankis, con los típicos enredos de lealtades cruzadas, y al final del día Leonid descubre que los héroes soviéticos están ahí para matarlo, y no llevarlo de vuelta a su país, sin dejarle otra opción que dimitir, y traicionar a su madre patria. El episodio termina con Red Star varado en Estados Unidos sin saber qué hacer, con Sarah y Vic reconciliados, ahora dispuestos a mantener la relación a distancia, mientras todo el equipo regresa a New York para esperar la vuelta del más grande: ¡George Pérez!!
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