Una vez finalizado Husmeante, la dupla presentará más creaciones en la revista Fierro, pero antes hay que mencionar la aparición de dos unitarios en Skorpio, publicados en 1985, aunque seguramente realizados con anterioridad. El primero es “Un pesado” (nº110), un oscuro relato de corrupción política, venganza y malas decisiones; mientras que el segundo, “El amo” (nº111), nos lleva a la Inglaterra de fines del siglo XIX para presenciar un pequeño giro al “mayordomo asesino” de las novelas policiales. En ambos casos se trata de historias convencionales, sin pretensiones de ofrecer algo más por fuera de la narración de género, y con un dibujo cumplidor, con la eficacia que uno espera de Mandrafina. Curiosamente, a pesar de que ambos autores aportan por separado muchísimas páginas para las publicaciones de Record, estas serían las únicas dos historias que firman en conjunto.
La siguiente serie de Trillo y Mandrafina para Fierro es El Caballero del Piñón Fijo. Asentada en un tono decididamente farsesco, la historia nos presenta a un “Caballero de triste figura”, montado en una bicicleta destartalada y armado con un cepillo de deshollinador. En un delirio plenamente quijotesco, nuestro protagonista sale a la aventura, a las calles de una ciudad fantástica, a cumplir la arriesgada misión que le encomienda el “Rey”: recuperar un cofre con “un polvo blanco, parecido al talco, pero no es talco. ¿Está claro? Es poder”. Mientras el Caballero se interna en lugares oscuros y se enfrenta con bestias metálicas, presenciamos de forma alternada su visión alucinada en oposición al mundo real, compuesto de clubes nocturnos, ídolos musicales, guerras pre-fabricadas, miseria y muerte.
En paralelo, una hinchada con bombo y corneta, canta, a la manera de un coro griego, las hazañas de nuestro héroe, pero también lo aconseja y hasta le reprocha cuando ve que está por tomar una mala decisión. Trillo vuelve evidente la relectura de la obra de Cervantes, pero también empuja al Caballero a ir un paso más allá en su delirio, a encontrarse con sus traumas del pasado y pagar las consecuencias de sus errores del presente. Y Mandrafina parece pasárselo a lo grande, en el estilo definitivamente caricaturesco con el que delinea a todos los personajes, y en especial al protagonista. La serie consta de seis capítulos, publicados entre los números 14 al 21 de Fierro (con dos interrupciones en los números 18 y 20), la extensión perfecta para que la fórmula de opuestos entre realidad y alucinación no termine por volverse repetitiva y le quite filo a sus costados más satíricos. Fue recopilada en libro en 2009, para el tomo 2 de la colección Continuará de la segunda época de Fierro, junto a una selección de las “Historias sin ruido”.
La segunda serie que aparece en Fierro es bastante diferente, tanto en el tono como en sus ambiciones. Peter Kampf lo sabía es, a grandes rasgos, una ucronía en la que Trillo y Mandrafina imaginan a un Adolf Hitler historietista, que ha decidido volcar sus ideas sobre la superioridad racial y el antisemitismo en una tira diaria, “Peter Kampf”, publicada en los EEUU de la década del ´20. Tres décadas después, aterrizan en América el editor francés Paul Laudic y su asistente, Karin Milas, intrigados por la leyenda de esta efímera historieta, firmada por un tal “Al Hit”, cuyo trasfondo se vuelve más oscuro con cada nueva pista que recogen en su investigación. Mientras tanto, EEUU está envuelto en un clima pre-electoral: el candidato que lidera las encuestas es el actor John Wayne, sus seguidores son un grupo de fanáticos que quieren expulsar del suelo americano a los negros y a los judíos, y su jefe de propaganda es un tal… Joseph Goebbels. Aquí Trillo no se priva de deslizar una crítica mordaz hacia los imperialismos, con una comparación nada sutil entre el régimen nazi y los EEUU. de la década del ´50, en pleno auge del macartismo y la persecución anti-comunista. Y a la vez, se refiere a la actualidad del momento: imposible no ver en el candidato Wayne la parodia al por entonces presidente Ronald Reagan. Da escalofríos, además, comprobar las similitudes con las acciones y los discursos que en la actualidad siguen bajando desde el gobierno del norte. Y es notable también el juego del meta-relato, en el que las historias de la tira de “Peter Kampf” se cruzan con la pesquisa de Laudic y los peligros que debe sortear.
Desde lo gráfico, Mandrafina es el gran artífice del verosímil del relato, alejado de los aspectos más grotescos de la obra anterior, y en donde empieza a ensayar la práctica de dibujar en diferentes estilos para las “historias dentro de la historia”, con una recreación perfecta de las tiras de aventuras de los años ´20. Peter Kampf lo sabía se publica entre los números 38 y 44 de la Fierro clásica (Octubre 1987–Abril 1988), y tal vez por el ritmo que imprimen sus primeros episodios o por las dimensiones de la historia que subyace a la punta del iceberg que se muestra en el relato, el final –además de asfixiante- parece un poco apresurado. No hace mella, sin embargo, a una de las historias más originales y potentes que nos ofrece la dupla. Fue recopilada en libro por Ojodepez!, en una edición que incluye también el unitario de “Los héroes…”.
Trillo y Mandrafina están en un momento creativo excepcional, a punto de dar el salto para su siguiente gran obra, pero los tiempos en la Argentina están cambiando y el mercado editorial está a punto de sufrir una brutal transformación. La producción que hasta ese momento vuelcan principalmente para las publicaciones locales, ahora necesita buscar otros horizontes que permitan generar nuevas historias. Para finales de la década del ´80, ambos autores tienen la mirada puesta en Europa, y si para los argentinos ya habían dado sobradas muestras de su talento, lo que viene a continuación es su definitiva consagración internacional.
(el lunes, la tercera parte)
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