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NOTAS

¡Universo!

Aventuras, comedia y espacio para la reflexión en la obra maestra con la que Albert Monteys revolucionó la ciencia ficción.
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Miércoles 28 de diciembre, 2022

Cuando uno es talentoso, y hace las cosas con amor, es imposible que salgan mal.

¡Universo! no es nada menos que la expresión pura en formato gráfico de años de amor hacia la ciencia ficción, pero sin dejar de lado el humor como escape a las situaciones más descabelladas.

Albert Monteys es, al día de la fecha, un humorista gráfico de muchísima fama y presencia en el mercado español. En sus inicios, mientras estudiaba Bellas Artes en la Universidad de Barcelona, dedicaba su tiempo libre a realizar fanzines y jugar juegos de rol. Poco a poco se involucró en distintos emprendimientos que no se alejaban mucho de estos inicios, y así comenzó con el grupo La Penya una revista titulada Mondo Lirondo. En esas páginas es donde Monteys empezaría su primer affaire oficial con la ciencia ficción disfrazada de sátira, cuando creó a nada menos que Calavera Lunar. Así, en 1996 publicaría el primer y único número de la revista, lo cual le valió el premio al Autor Revelación en el Saló del Cómic de Barcelona. Poca cosa, eh.

Calavera Lunar -en pocas palabras- era una parodia al comic de superhéroes americano, que tocaba temas loquísimos dentro de un mundo futurista. Monteys da pinceladas de genialidad un poco atadas a la época, pero crea un universo con infinitas ramificaciones posibles en el que todo es válido. El dibujo es simplemente supremo, una línea clara acartoonada, que acompaña de manera sutil y ligera la temática de la obra. Se ve clarísimo que autores como Lucas Varela toman mucha inspiración de estas páginas.

Poco tiempo después, Albert comenzaría un frenesí laboral, al acercarse a Ediciones El Jueves (de la cual se alejaría no en los mejores términos, allá por el 2014, luego de la censura política). Es en las páginas del mítico semanario donde poco a poco crecerá como autor: creará a Tato (con moto y sin contrato), colaborará con Manel Fontdevila en la disparatada ¡Para Ti Que Eres Joven!, quedará a cargo de la dirección de arte de revistas como Puta Mili y Penthouse Comix, hasta finalmente llegar al consejo de redacción de la revista El Jueves. Ahí experimentará la primera censura en el 2007, también por injurias contra la familia real. Poco tiempo después retomaría Calavera Lunar, y finalmente, luego de abandonar la editorial en la que trabajó 18 años, estaría libre para hacer lo que le plazca.

Y lo que Albert tenía ganas de hacer, era contar historias de ciencia ficción. No era tarea fácil si tenemos en cuenta que prácticamente la mayoría de sus trabajos anteriores eran tiras diarias o semanales, donde las historias comienzan, y terminan, con algún remate por aquí o por allá. Enfrentarse a unas cuarenta páginas donde una historia comienza, se desarrolla y termina, no era algo exactamente nuevo para él, pero era algo que no había hecho en mucho tiempo. En ese sentido, tuvo suerte. En el 2013, Brian K. Vaughan y el español Marcos Martin habían comenzado un sitio de web comics con pago voluntario, llamado Panel Syndicate. Justamente fueron ellos dos (junto a Muntsa Vicente) quienes en el 2014 se acercaron a Monteys para hacerle un ofrecimiento que le venía como anillo al dedo: un comic autoral, de temática libre, de alcance global. Y así es como nació ¡Universo!

El primer número vió la luz a mediados del 2014, y a razón de un número por año (más o menos) llegó en el 2018 a las cinco entregas, siempre en Panel Syndicate. Por suerte para todos aquellos que gozamos de tener libros en las manos, Astiberri se encargó de editar el material en español, en un libro de tapa dura tan bello como caro, con algunos extras al final.

Como mencioné anteriormente, ¡Universo! es la mezcla perfecta entre ciencia-ficción y humor, con tintes de filosofía y sociología por doquier. En el primer número nos adentraremos en las calamidades del viaje temporal y el inicio de los tiempos, desde los ojos de un autómata inteligente y un humano no tanto. No hay palabras para describir la belleza, la perfección de este debut de serie. La sensibilidad con la que maneja Monteys el humor y el drama inunda las páginas y hace que la lectura sea placentera pero adictiva.

Como para mechar un poquito, el segundo toca otros temas quizás menos interesantes que el primero. Esta vez habla de las relaciones de las personas con los robots o las inteligencias artificiales. Los deseos, las pasiones, la soledad y las expectativas que uno deposita en el otro, ¿qué pasaría si todo pudiese ser reemplazado por un robot? Estas preguntas y otras se analizan y desarrollan en su totalidad. ¿A dónde va todo el amor de los robots? Una genialidad sin parangón.

El tercero y el cuarto, si bien son historias individuales, mantienen personajes en común. Por un lado empezamos a ver la conquista del espacio, la colonización a mundos nuevos y las consecuencias de adentrarse en lo desconocido. Por otro lado, lo mismo pero desde un punto de vista distinto: ¿Qué sucede cuando la sociedad evoluciona a un ser superior? Con pinceladas de Arthur C. Clarke e Isaac Asimov, estas dos entregas se encargan de deleitarnos y emocionarnos con cosas simples pero no por eso superficiales.

Sin duda la cereza de este libro es el quinto número. Otra vez Monteys toca los temas del viaje temporal y las consecuencias de la experimentación. Pero a diferencia del primer episodio, donde el foco estaba puesto en el viaje voluntario, aquí el núcleo fundamental es el viaje involuntario. Una historia que realmente te acalambra los músculos y te tritura los huesos, donde el humor es apenas sobrevolado y el foco es el drama. Una historia que nos deja sin palabras al final, y una amargura muy real.

Unos años más tarde, vería la luz un sexto número. Esta vez -y a diferencia de los anteriores-, Monteys se encarga de despachar chistes cortos. Son todas pequeñas historias, de una o dos páginas, a veces relacionadas y otras tantas no. El universo de ¡Universo!, valga la redundancia, es común para todos sus personajes, por lo cual muchas cosas que vemos acá se relacionan con algunas de los episodios anteriores. No es imprescindible leerlo todo para entender su continuidad, pero suma un valor afectivo nostálgico estar al tanto de las historias previas. Muy a mi pesar, debo decir que la llegada que tienen las historias cortas en comparación con las largas es muy baja. Si bien son graciosas, son inteligentes, no llega uno a encariñarse con los personajes como sí lo hizo anteriormente. Creo que el potencial de estas historias era la longitud y el desarrollo, y que en este último número se pierde mucho.

Más allá de esta caída en comparación, ¡Universo! es una obra increíble y fundamental para todo aquel que sabe apreciar la ciencia ficción que viene acompañada con humor. Una especie de Douglas Adams gráfico, o incluso ahora podríamos decir, un Kurt Vonnegut Jr. comiquero*.

 

*Nota. En el 2021 se publicó la adaptación al comic de Matadero 5 ilustrada justamente por Monteys y este año tuvo edición argentina a cargo de Hotel de las Ideas.