Hace aproximadamente un mes, la editorial Maten al Mensajero, publicó ‘Volver’, de Nacha Wollenweider. La nueva novela gráfica es algo así como una continuación de ‘Notas al Pie’, de 2017.

Comienza la historia y Nacha, protagonista y también autora de ‘Volver’, nos habla de su regreso a Argentina. La vemos caminar por lo que pronto conoceremos que se trata de Rio Cuarto (Córdoba). En el camino, Nacha se cruza con puestos de gente que venden frutas y verduras en la calle. Nacha observa lo que acontece en las calles, ve que la situación económica está complicada para la gente, mientras viaja con su mente a las calles de la ciudad donde vivía hasta hace muy poco en Alemania y de alguna manera también recuerda los momentos duros de nuestro país, como el 2001.
Las calles serán un aspecto muy importante en las primeras páginas del trabajo de Nacha. Serán lo que acontece en las calles lo que la interpelará, mientras empieza a viajar por el pasado y por diferentes lugares del mundo, como lo es Brasil y Alemania, cuando estaba casada. Las escenas en Brasil abren un juego clave, puesto que nos permiten conocer la relación de la protagonista con su espiritualidad y sus creencias y cómo la santería y las religiones influyen en su pareja. Será a través de las figuras de los santos y las santas locales, pertenecientes a la cultura étnica brasileña y con cierto sincretismo religioso, que conoceremos en qué situación se encuentra la pareja. Pareciera que a la esposa de Nacha, esto es algo que no le terminan de cerrar. De golpe, estamos en Alemania, donde la esposa la pide primero cierta distancia y luego el divorcio.

Esa es la vuelta de Nacha, la vuelta a Argentina, luego de viajar, vivir en pareja y de un divorcio. Nacha no se puede quedar por un tema de papeles en Alemania, y será esa vuelta lo que la hará retornar a Córdoba para vivir con su abuela. A partir de allí, veremos a una Nacha que vive en Argentina pero que aún se debate entre dos mundos diferentes. Veremos a la Nacha migrante, pero también a la Nacha repatriada, que se debate entre el significado de vivir en ‘el primer mundo’ y de las ventajas de vivir en Europa, y las dificultades de encontrarse de nuevo en Latinoamérica, es decir, en ‘el tercer mundo’. De eso se trata ‘Volver’, de regresar a casa tras vivir una serie de experiencias que te cambian para siempre y que, por tanto, ya nos permitirán ver el mundo de la misma manera. En el viaje personal de Nacha, serán claves los fracasos pero también los éxitos y el autodescubrimiento.

En todo ese ‘volver’ de muchas situaciones de Nacha, Simón, un suizo hermano de un amiga con quien se cruza cuando estaba en Europa y con quien viaja a lo largo de Argentina y Chile, será un personaje central, puesto que ella se verá reflejada en lo que le pasa a él al conocer la realidad latinoamericana como europeo. Simón parece estar deseoso de recorrer Sudamérica, pero la experiencia del tiempo que Nacha pasa con él, hace que ella vea cómo en el fondo él no se la banca, y prefiera ‘volver’ antes de tiempo a Suiza y a Europa.
Entre otros temas que aborda la novela gráfica, aparecen tópicos que no son nuevos en los trabajos de la autora, como por ejemplo el pasado de nuestro país, así como también la política argentina y el peronismo. La reflexión al respecto se da, principalmente a través de las conversaciones con su abuela, charlas a partir de las cuales se produce un juego constante entre la realidad política de nuestro país y de Alemania. En esas charlas, el pasado y el presente también son un aspecto fundamental, puesto que giran en torno a cómo era la sociedad cuando su abuela era joven y cómo lo es ahora.

Para explorar todos estos temas y relatarnos su experiencia, Nacha propone una narrativa algo laberíntica, disruptiva y dialéctica, que va y viene con tiempos, espacios y vivencias que se solapan y se influyen mutuamente. Todo lo que acontece, parece conectado en una especie de crónica autobiográfica para volverse una reflexión pertinente sobre el significado de ‘ser de un lado del todo y de todos lados un poco’, como dice la canción de Jorge Drexler. En la construcción de esa narrativa, la propuesta estética es clave, ya que en algún punto cada uno de los paisajes y calles, muy diferentes entre sí, tienen rasgos comunes, lo que hace que todo se funda en una sola cosa. El blanco y negro ayuda a aunar visualmente la propuesta de Nacha, así como los trazos, que aunque son bastante simples son muy expresivos. Lo que quizás resalta un poco más ante los ojos, es la diversidad de tipografías que utiliza. Las letras de los globos de diálogo son diferentes según con quien el personaje de Nacha interactúa, como también resultan bastante diversas respecto de las oraciones descriptivas de las escenas.

El trabajo de Nacha logra transmitir pertinentemente la experiencia de una persona que ha viajado, vivido otras realidades, pero que, por cuestiones de la vida tiene que ‘volver’ a su lugar de origen. En ese viaje de vuelta, se solapan otros viajes, percepciones y sensaciones que hacen reflexionar al lector y la lectora, mientras tensionan realidades políticas, económicas, sociales, afectivas, religiosas y culturales, que si bien puedan llegar a tener puntos en común, en el fondo resultan irreconciliables.
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