Okey, el mes pasado salió en el sito una nota en la que Gordon Rennie habla sobre su experiencia como guionista y justo coincide (posta, no fue planeado) que yo ya estaba preparando esta misma nota sobre White Trash, publicada en 1991 por Blast! Magazine y luego a lo largo de cuatro números de 32 páginas cada uno, por la mítica editorial Tundra en 1992. También tuvo su paso por Heavy Metal, y finalmente por Titan Comics.
Gordon Rennie, sobre quien ya pudieron leer el mes pasado, junto al dibujante Martin Emond (un artista que me encanta, y a quien considero el mejor dibujante de Lobo después de Simon Bisley… lean la nota de Lobo de esta sección) fueron los autores de esta miniserie divertidísima en la que, básicamente, Elvis Presley y un aspirante de Axl Rose van juntos por la carretera y viven aventuras a lo Mad Max, con la intención de llegar a Las Vegas para un revival de la carrera de Elvis (que en la miniserie se hace llamar simplemente “King”, por razones que no necesitan explicación).
Este es un comic tremendamente entretenido, y visualmente espectacular, en el que suceden incansablemente, de principio a fin, situaciones que combinan elementos de violencia extrema intercalados con referencias rockeras, con mucha sátira social y política, apuntada hacia los excesos del Estado, la moral cristiana, los evangelistas y los medios de comunicación. Todo envuelto en un paquete de figuras deformes pero con mucha onda, y páginas de colores rabiosos y muy saturados, que recuerdan mucho a otros artistas de la época (y que también me apasionan) como Glen Fabry, Simon Bisley, o Kevin O’Neill.
Son muchas las referencias culturales, sobre todo musicales que hay en casi cada página, desde el propio protagonista que es obviamente Elvis Presley, así como su acompañante cuya apariencia está obviamente basada en Axl Rose, así como las distintas canciones “que se escuchan de fondo”, cuyas letras están parcial (y peligrosamente, podríamos decir, dado lo jodido que puede ser el tema de los derechos de autor) transcriptas en el arte del comic, ya sea en grafittis o en los momentos en los que algún personaje canta.
A lo largo del camino, mientras se dirigen al Caesar’s Palace de Las Vegas, en el que King pretende dar un último gran concierto, se van a cruzar y a enfrentar con todo tipo de enemigos, que son básicamente representaciones de los males de la sociedad a los que satiriza. El reverendo “Hellfire” y su congregación de supremacistas blancos, el agente del FBI superviolento con la ley en la mano y el permiso para matar indiscriminadamente “Agent Orange”, y los “rednecks” psicópatas, los hermanos Dum Dum, a todos ellos se van a ir enfrentando en camino hacia Las Vegas. Las escenas en que los muestran a cada uno de ellos en sus vehículos incluso es un poco reminiscente tanto de Wacky Races como de Mad Max: King y Dean en el Cadillac rosado, Agent Orange en el helicóptero del FBI, y tanto Hellfire como los Dum Dum, cada uno en sus vehículos, con unos diseños monstruosos increíbles.
Creo que no está demás remarcar que este tipo de comic era, no digamos “común”, pero había varios títulos durante los ´80s y ´90 que apuntaban a este tipo de contenidos de violencia extrema a modo de protesta y catarsis en contra de la corrupción e hipocresía de la falsa moral social de aquel entonces, la cual al día de hoy sigue muy vigente (quizás mucho más marcado que en aquella época). La tendencia tuvo su cabida debido al hecho de que las editoriales no estaban tan pendientes de llevar sus productos al cine, y podían darse el lujo de hacer comics con temáticas más arriesgadas y contenidos más sinceros, si se quiere. Al día de hoy, en el que todos quieren ser mainstream, aprobar la publicación de un comic como este, es mucho más difícil.
Como ya habrán leído en la nota sobre Gordon Rennie, él escribió el guion de este comic poco después de haber salido de la Universidad, y así también fue uno de los primeros trabajos de Martin Emond, que tuvo una carrera corta pero notable. Lamentablemente el genial dibujante nos dejó demasiado pronto, en 2004, tras suicidarse a los 34 años de edad. Su estilo desbordaba rock & roll como ningún otro, lo que lo hacía ideal para ilustrar cosas como White Trash o Lobo, en las que se destacó. También fue el creador de la tira “Accident Man” para la revista Toxic, y varias portadas de álbumes de Glenn Danzig, entre otras cosas.
White Trash fue recopilada al menos tres veces, tanto en formato TPB como en HC, en 1993, por Heavy Metal bajo el título “White Trash The Collection”; en 2002 por Heroes for Distribution como “White Trash 2nd Edition”, y finalmente en 2015 por Titan Comics en formato HC.