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NOTAS

La saga de los Nibelungos

A partir del año 2000, el maestro P. Craig Russell adaptó al comic la mítica epopeya de Richard Wagner, clásico absoluto de la ópera.
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Miércoles 15 de octubre, 2025

Mi conocimiento sobre Richard Wagner es bastante reciente. Sé de su existencia hace muchísimos años. Asocio su música con los Looney Tunes y con Apocalypse Now. Y sabía que los nazis lo idolatraban (aunque no tenía ninguna clase de idea de si eran contemporáneos o no). Hasta ahí llegaba más o menos todo. Pero hace un tiempo, por motivos de fuerza mayor empecé a frecuentar la Opera. Y el año pasado me “desvirgué” de Wagner cuando fui a ver una función de “El Holandés errante”.
Este año en el intervalo de una función de “La flauta mágica”, la famosa ópera de Mozart, vi que había una mesita en la que vendían libros. Me acerqué y lo primero que captó mi atención fue un libro de tapa dura donde se leía “Richard Wagner´s Der Ring des Nibelungen - P. Craig Russell”. ¿Qué es esta genialidad? me pregunté en voz alta mientras los alemanes me miraban. Pispié un poco el interior, y el fantástico P. Craig Russell, ese mismo que hemos leído en Sandman, en Dr. Strange, y en tantos otros especiales y fills-in, despachaba unos dibujos increibles para recontar la tetralogía de óperas de Richard Wagner.


Esa noche volví a mi casa con la idea de buscar el libro en inglés. Para mi sorpresa (aunque no suena tan sorprendente), la única edición que existía era la de Dark Horse, y estaba agotada hace varios años, tanto en tapa blanda como en dura. Y juntar los back issues parecía una hazaña quijotesca, divertida seguramente, pero también frustrante. La fortuna estuvo de mi lado, y algunos meses después encontré el libro de tapa blanda a un precio accesible. En una semana iba a tenerlo en mis manos (usado, un poco más de lo que me hubiese gustado, con varias páginas dobladas). Lo leí en cuatro días, uno para cada pieza.
El libro ronda las 500 páginas y está compuesto de 13 episodios separados en cuatro arcos - las cuatro óperas que componen la epopeya “El Anillo de los Nibelungos”. Además se le suman varias páginas de bocetos, las tapas originales, y un apartado al final donde Russell nos explica el proceso de adaptación de una ópera a una historieta. Este apartado creo que se apreciaría muchísimo más si estuviese al comienzo. Y para mí, es el gran logro del autor. Ponerme a hablar de los dibujos de Russell es un poco…vetusto. Todos (o casi todos) sabemos quién es. Sus inicios, la novela gráfica de Killraven, Elric, Sandman (cómo olvidar ese hermoso número de Ramadán), colaboraciones eternas con Gaiman, y una cantidad envidiable de premios Eisner. Hay infinitas páginas dibujadas por él, y al menos yo nunca vi algo hecho a media máquina. Un tipo que viene entregando todo hace años, y siempre, pero siempre, cumple con lo que promete. Famoso por su estilo art-nouvesco, por su línea clara. Un autor hermoso. Si la tapa dice P. Craig Russell, sabés que no falla.



Pero volvamos al punto fuerte: la adaptación. Cuando Richard Wagner compuso el ciclo de los Nibelungos, se inspiró en muchísimas leyendas nórdicas, inglesas y alemanas. La cultura anglo-sajona a pleno. Tomó un poco de todos lados, modificó a su gusto, y trabajó más de 20 años. Primero en el libreto, yendo de atrás para adelante (es decir, comenzó escribiendo la cuarta ópera) y luego con la música (esta vez en orden creciente). A su vez, contribuyó muchísimo en los diseños de indumentaria y escenografía, en la dirección y representación que buscaba para su obra. Un tipo obsesivo en cada detalle, en busca de la perfección artística para un medio que en esa época, representaba lo más alto a lo que se podía aspirar. Texto, música, imágenes y actuación. Todo en una performance.
Entonces, ¿Cómo hago para adaptar esto, buscando ser original pero sin desviarme del canon? ¿Cómo represento a través de imágenes pictóricas ordenadas de manera secuencial, la emoción de la música? Ahí el desafío y el logro de P. Craig Russell. El tipo dice que busca algo que se aleje de la famosa serie Classics Illustrated, algo más cercano a su trabajo con Marc Andreyko en The Clown (el one-shot que retrata la ópera “I Pagliacci”). Para empezar, respeta los tiempos de Wagner. Cuatro miniseries, cada una con la misma cantidad de números que de actos.


Así tenemos cuatro para El Oro del Rin, tres para Las Valquirias, tres para Siegfried, y cuatro para El Ocaso de los Dioses. Cada número concluye donde concluye el acto, y los representa en su totalidad. A su vez, se encarga de buscar una traducción del libreto al inglés y hacer ligeras modificaciones para mejorar la fluidez narrativa. Pero no es solo eso. Uno de los grandes sellos de Wagner en sus óperas son los leitmotif. Pequeñas piezas orquestales que se repiten a lo largo de la obra, para indicarnos algo. El amor. La pasión. La nobleza. O por qué no, la espada que Siegfried usará para matar al dragón. Si Wagner usa siete notas para indicar este leitmotif, Russell usa siete viñetas en su búsqueda de ser lo más fiel posible a la obra original. De transmitir la misma sensación que buscó el compositor.
El trabajo de Russell es lo mejor que puede ser. Una adaptación de una saga épica, con dibujos fantásticos y el intento de ser lo más original posible sin traicionar al espíritu de la obra original. No voy a juzgar lo entretenida o aburrida que puede llegar a ser la historia, porque al final del día es la que es. No hay cambios en ese sentido, ni re-ordenamientos que busquen hacerla más accesible al público. Mantiene sus pormenores y sus extraños tiempos y vínculos.


The Ring of the Nibelung de P. Craig Russell es seguramente, la mejor adaptación al medio historietil que podemos obtener de esta saga (sin por eso desmerecer la adecuada adaptación de Roy Thomas), y una obligación para todo aquel al que le gusten la épica o la ópera.