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NOTAS

Phoenix

Jean Grey surca los más remotos confines del cosmos en la que -hasta ahora- es la serie más interesante de la renovada línea mutante.
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Viernes 11 de octubre

Hace unos meses, cuando Tom Brevoort anunció cómo quedaría conformada la línea de series regulares conocida como “From the Ashes” (la iniciativa que marca un nuevo camino para el universo de títulos relacionados con los X-Men, pensada para tomar distancia de la premisa centrada en Krakoa, que se desarrolló entre 2019 y 2024), se confirmó que una de ellas sería protagonizada por Phoenix. Y la reacción general en las redes fue “¿es necesario?”.

La pregunta es válida. Jean Grey nunca fue un personaje al que los autores le hayan podido sacar el jugo durante años con series regulares. Con suerte y viento a favor, fue protagonista de algunas miniseries apenas dignas y no mucho más. Con este antecedente bastante negativo sobre sus espaldas, Stephanie Phillips, a quien ya conocemos por su paso por Wonder Woman, Catwoman, Harley Quinn y Superman Red & Blue, se carga la mochila al hombro y encara el desafío de narrarnos desde Julio de este año el largo viaje personal de redención de Jean mientras deambula por el cosmos para resolver problemas que solo alguien con el poder del Phoenix puede abordar, pero por supuesto, como es de esperar, incluso las buenas acciones tienen consecuencias poco saludables.

¿Y lo logra? Bueno, debo decir que al menos al comienzo… no. El primer número no es un mal punto de partida, pero la mayor expectativa que este comic necesitaba superar era justificar su propia existencia, y en ese comienzo se queda a mitad de camino. Por suerte, con el correr de las siguientes entregas la cosa se comienza a poner más interesante, sobre todo por la interacción de Jean con personajes conocidos de la mitología espacial de Marvel, la cual, por supuesto, supera con creces la de cualquier otra editorial y es uno de los puntos más fuertes de esta empresa.

El primer número de Phoenix comienza con la narración de una niña extraterrestre llamada Adani, y gracias a ella nos enteramos de que su planeta está a punto de ser aniquilado por la muerte natural de su sol, y -no conformes con eso- cualquiera que piense en escapar es inmediatamente capturado por los celosos líderes religiosos de su pueblo, quienes ven la destrucción como parte de la bendición de su único y verdadero dios. Entiendo que algunos lectores podrían sentirse inmediatamente desconcertados por la sugerencia de que la escritora está utilizando este comic como plataforma para difundir una filosofía atea, con un retrato de las personas de fe como fanáticos peligrosos… si viviéramos en 1982. La cantidad de agua que pasó bajo ese puente hace que el relato sea apenas uno más de los que ofrece el medio en relación a la percepción que se tiene de la religión en los comics. De todos modos, unas páginas después, una vez que se aclara quién es el narrador y el contexto de sus pensamientos, los textos que dan forma a la aventura parecen menos una farsa y se alinean con la filosofía personal del personaje.

De repente, el sol recupera su salud con la llegada del Phoenix, y una espléndida Jean Grey aterriza ante el pueblo asustado de Adani y les explica que está allí para ayudar, por supuesto. Paralelo a esto, el Nova original, Richard Ryder, intenta salvar a prisioneros peligrosos de morir en el colapso de una prisión espacial, la cual flota cerca de un agujero negro que se ha vuelto inestable. La situación se le complica porque tiene las manos ocupadas en la misiva de llevar a los prisioneros a un lugar seguro sin que lo maten los criminales a los que está tratando de salvar, y al darse cuenta de que el conflicto cruzado es más de lo que puede manejar, pide ayuda.

Cuando terminan los esfuerzos de Jean por evitar que el sol de Adani muera, se comunica psíquicamente con Scott Summers, quien se encuentra en una base en Alaska. Los dos intercambian palabras de apoyo, amabilidad y amor. Jean no sabe cuánto durará su viaje de redención pero está contenta por el apoyo de Scott y por el regalo que su marido le hizo: un blackbird modificado para soportar las presiones del espacio, el cual -si bien no necesita- le sirve como un recordatorio de su hogar. Acá veo uno de los aciertos más grandes de este primer número, ya que Phillips utiliza la escena para recordarles a los lectores que Scott y Jean siguen siendo pareja, y sobre todo para mantener a nuestra protagonista conectada con la Tierra. Es fácil entender desde ahí que nuestra poderosa psíquica no es simplemente una fuerza de la naturaleza sino más bien un vehículo de la Fuerza Fénix que aún mantiene raíces humanas.

La llamada es interrumpida cuando escucha el pedido de ayuda de Nova. A bordo de la prisión, Nova lucha contra Morg, uno de los prisioneros que no cooperan, y en otra parte de la misma, Perrikus escapa de su celda y se dirige a una nave de escape. Jean llega para ayudar pero está de acuerdo en que no hay suficiente tiempo para salvar a todos, por lo que hace lo que solamente una entidad como el Phoenix podría realizar: estabilizar el agujero negro. El número termina con Perrikus haciendo un aterrizaje forzoso en el planeta de Adani para proclamar su llegada como una señal de su dios. Mata al padre de la joven en una suerte de bautismo de sangre que preparará a la muchacha para lo que le depara el destino, y en las últimas dos páginas tenemos una secuencia de escenas premonitorias de las aventuras que vendrán: allí vemos al suegro de Jean, Corsair, ex-líder de los Starjammers, a algunos de los villanos que conforman la Black Order que responde a las órdenes de Thanos y a Gorr, el carnicero de los Dioses.

En los tres números que le suceden a este tibio comienzo, la acción va a aumentar de manera desproporcionada, algo que es de esperar en una serie protagonizada por una entidad espacial con la capacidad de destruir un planeta mientras limpia su celular, ¿no? La relación entre Perrikus y Adani irá creciendo, y a medida que esto sucede toma forma el objetivo final del primero que consiste en transformar a la segunda en una suerte de nuevo recipiente capaz de poder soportar al Phoenix, y desde ahí poder controlar la entidad cósmica. Esto, por supuesto, no va a suceder mientras la cabeza de Jean Grey siga unida a su cuello. En paralelo, nuestra heroína universal tendrá una profunda conversación con Carol Danvers que le proporcionará una perspectiva más asertiva sobre el rol que tiene como guardiana de los conflictos más espectaculares que uno pueda imaginar, y sobre el control y el uso del enorme poder que guarda en su interior. Esto no va necesariamente a la par de los pensamientos incriminatorios repletos de culpa que maneja Jean, quien no parece estar obsesionada con la redención pero de todos modos no es ajena a ambas cuestiones. Los problemas que deberá solucionar siempre tendrán una pata puesta en algo muy bajado a tierra y muy humano (como por ejemplo, lidiar con la doble moral y las mentiras piadosas de su suegro) y en la resolución de conflictos de proporciones épicas, como la necesidad de la Black Order de crear una legión de soldados Asgardianos Zombies o un enfrentamiento directo cara a cara con el mismísimo Gorr, responsable de la caída de decenas de dioses.

Phoenix, entonces, no es el comic del año, y creo que en este caso en particular no pretende serlo. La idea de Stephanie Phillips es ofrecer una serie en la cual podamos ser testigos de una perspectiva única dentro de la editorial: un personaje que está constantemente al límite de la pérdida de la sensibilidad humana aún cuando la misma es el motor que la mueve para resolver algunos de los conflictos más espectaculares que ocurren allá lejos, en el espacio profundo. Para lograr ese cometido, la guionista une fuerzas con el italiano Alessandro Miracolo, un dibujante al que yo acabo de conocer gracias a esta serie, pero que ya ha trabajado para Marvel en algunos comics de Star Wars. Por momentos, su narrativa se me figura un poco confusa, pero tengo que admitir que se las ingenia para que sus diseños de personajes y su puesta en página comiencen a caerte bien con el correr de los números. Y maneja muy bien un puñado de expresiones que son fundamentales para transmitir la empatía que el comic exige.

De toda la movida de «From the Ashes», por el momento Phoenix es la que me está resultando más interesante. A medida que pasen los meses, por supuesto, si algún otro título mutante pela garras de campeón, será invitado a formar parte de esta sección.