Lord of the Flies (1954), conocida por nuestros lares como El Señor de las Moscas, es sin lugar a dudas la novela más conocida y festejada del británico ganador del premio Nobel William Golding, y su premisa fue y seguirá siendo una fuente inagotable de inspiración para obras futuras: un avión comercial repleto de niños se estrella en una isla desierta, y el piloto, el único ser humano adulto, fallece en el accidente. Los sobrevivientes de tamaña tragedia deberán encontrar la manera de sobrevivir y convivir, para lo cual deberán aprender a construir y sostener los pilares de una sociedad, aunque esto signifique perder la inocencia en el camino y dársela contra la pared en un montón de situaciones que se manifiestan como infranqueables. La violencia comenzará a crecer y se manifestará como una de las formas de acceder al poder, y así, esta isla remota será, para el autor, un laboratorio sociológico con el cual jugar y desde donde puede bajar línea para señalar a sectores de la sociedad que ya en esos años discutían la democracia y advocaban por gobiernos autoritarios y de facto, por ejemplo.

La serie de la editorial Image que elijo reseñar este mes, What’s the Furthest Place From Here?, que se podría traducir como «¿qué lugar está más lejos de aquí?», es un interesante comic que vuelve a reunir a Tyler Boss y Matthew Rosenberg. Sí, se vuelve a juntar el equipo de la miniserie de culto 4 Kids Walk Into a Bank que salió publicada en Black Mask Studios, y que -como la serie que nos ocupa hoy- está protagonizada por menores de edad.
En un futuro post-apocalíptico, todo parece indicar que los adultos han desaparecido, y los niños y adolescentes que pululan por ahí están divididos en familias, las cuales se identifican con alguna característica puntual exacerbada y duplicada en prácticamente todos sus miembros. La familia que va a llevar el relato se auto-denomina La Academia, y la temática de ellos es el punk rock, razón por la cual cada miembro elige un disco que lo represente. Para algunos, ese disco fue grabado por grupos como Hüsker Dü o Big Black, y para otros el disco indicado proviene de Hall & Oates. Este es el caso de Sid, una de las protagonistas que comienza a tener problemas existenciales severos, y muchas dudas acerca de lo que hay más allá de los límites convenidos. Porque claro, cada familia tiene seleccionados sus territorios, y conviven dentro de una locación o inmueble seleccionado por un grupo elitista y misterioso al que denominan Los Extraños, y que no terminás de deducir exactamente qué son. Estos extraños tienen forma humanoide pero algunos de ellos son bastante altos y delgados, mucho más altos que un ser humano normal. Visten todos unos atuendos oscuros ajustados al cuerpo, mantienen sus cabezas cubiertas con vendas blancas, y logran imponerse a través del miedo pero sus intervenciones directas son acotadas.

Uno de los mitos más importantes que alimentan el boca a boca de estas comunidades es la existencia de una misteriosa ciudad fuera de los límites territoriales gestionados por Los Extraños, y en busca de ella va Sid, sin dar demasiadas explicaciones. Es así como el resto de su familia, que desconoce su paradero y se preocupa por ella, sale en su búsqueda. Y es ahí cuando What’s the Furthest Place from Here? se transforma en una suerte de road movie en formato comic que nos va a permitir conocer alrededor de quince familias distintas. Por momentos serán más de 30 personajes los que lleven adelante la trama.

Al igual que en la novela que mencioné al comienzo, la serie de Boss y Rosenberg está repleta de momentos muy dramáticos, de pérdidas y encuentros, de familias disfuncionales que se desarman o se reagrupan, de momentos de extrema violencia y situaciones enternecedoras. Pero, a diferencia de la obra de culto de William Golding, el grupo que lleva adelante el relato no tiene mayores conflictos entre ellos, o como mínimo cuando aparecen los resuelven bastante rápido. Desde ese lugar transmiten una empatía colectiva hacia el lector que funciona como eje para mantenerse alineado detrás de ellos cuando el relato coral comienza a sobrecargarse de personajes. Los autores fueron lo suficientemente inteligentes como para plantear un escenario en el cual puedan desarrollar esta historia sin la necesidad imperiosa de explicar el origen de la debacle ni tampoco los motivos por los cuales no existen los adultos. Y de todos modos no se privan de esparcir por todos lados una serie de pistas en forma de teorías conspirativas o señales en los fondos que nos podrían indicar algún tipo de potente virus mortal que provoca deformidades en aquellas personas que superan los 18 años, la cuales en la mayoría de los casos terminan provocando la muerte. De nuevo, a ningún lector debería importarle demasiado las razones del escenario: lo interesante es la interacción entre las diferentes familias, el entramado político que se va a desarrollar acorde La Academia avanza, y los misterios que sobrevuelan las cabezas de estos niños. Rodeados de una tecnología que no entienden, deben lidiar con una alarmante escasez de información acerca de cuestiones básicas de la vida, como por ejemplo las consecuencias del sexo sin protección.

El dibujo, como suele suceder en la mayoría de los comics que elijo para reseñar en esta sección, es fundamental para enamorarte de esta extraña aventura. Tyler Boss no es un dibujante más del montón, es un ilustrador que labura mucho en publicidad para grandes marcas como Converse y también para pequeñas empresas como las discográficas independientes 30th Century Records o Yep Roc Records, y esta experiencia se nota muchísimo en la propuesta narrativa que presenta para la puesta en página de cada número. El diseño gráfico es un protagonista indiscutido de la narración, y con muy pocos recursos logra ser todo lo expresivo que requiere cada escena. Sus viñetas muy pocas veces están sobrecargadas de elementos y trabaja los fondos sólo cuando el relato lo pide. Y todo esto se aplica también el tratamiento de los personajes, los cuales parecen deambular por la vida en constante estado de entumecimiento hasta que algo los saca de registro y deciden tomar las riendas del caballo. Y creo que en parte esto define un poco el espíritu de la obra, un grupo de outsiders sin hogar y con poco conocimiento del entorno que los rodea, todo el tiempo en conflicto contra otros «expulsados» mientras siguen el rastro de migajas que va dejando Sid a sus espaldas. Es el tipo de propuestas viscerales y frescas que identifican a la editorial Image, y muchas veces estos comics son los que realmente resultan ser significativos en la vida de muchos de nosotros, porque son especiales, distintos, porque se separan del resto, y porque muy probablemente no vamos a conocer a otra persona que los haya leído.

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