Desde Adentro

El genial autor nacido en Galicia recuerda a los comics que lo llevaron a convertirse en guionista y dibujante de historietas.

David Rubín

23/04/2013

| Por Staff de Comiqueando

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david-rubin-fotoMe recuerdo de siempre leyendo tebeos, de hecho aprendí a leer con ellos; uno de mis recuerdos de primera infancia se remonta a la primera vez que fui consciente que estaba leyendo, descifrando las palabras y entendiendo su significado. Fue con un número de Los 4 Fantásticos, no recuerdo cuál, y creo que era de John Byrne. Yo estaba en mi habitación leyéndolo y pronunciando los diálogos de los personajes en voz alta, mi padre se asomó a la puerta desde el pasillo, miró por encima de mi hombro y comprobó con asombro que los “…encargate de ellos, Ben!!” y los “…acabaré contigo, Richards!” que yo soltaba se correspondían con los diálogos escritos en los bocadillos del tebeo. Ese es mi primer recuerdo de consciencia de lectura.
Después, Frank Miller me demostró, desde que yo era un crío, que los tebeos eran algo más que un buen entretenimiento, que había mucho más allá de las simples peleas de superhéroes, algo que en esas primeras lecturas se me escapaba, como son los mecanismos de la narrativa del cómic, pero que yo, ya de aquellas, intuía que ahí había algo más, que no era un tebeo de leerse en plan “sota, caballo y rey” como podía ser el Superman de Curt Swan, con todos mis respetos.
rubinA comienzos de mi adolescencia topé con el trabajo de Muñoz y Sampayo, y fue también para mi un revulsivo, una nueva perspectiva desde la que realizar tebeos, tanto en lo gráfico como en lo narrativo y lo argumental, la obra del tándem que más me marcó por aquella época fue Encuentros y desencuentros. No sé cuantas veces la habré releído, y a día de hoy sigue siendo mi historieta preferida de Alack Sinner.
Akira Toriyama también marca un punto importante: lo conocí a través del anime Dr. Slump, que daban en la tele cuando yo salía del colegio, y luego con Dragon Ball, aunque esta serie pasada un tiempo se convirtió en una especie de culebrón bastante idiota en el que tardaban tres capítulos en arrearse un triste guantazo. Me sigue gustando la primera época, más enraizada a Dr. Slump que a lo que luego derivó –decayó- la serie. Pero al revés que a mucha otra gente, lo que me influyó de Toriyama no fue su estética, sino su tratamiento de personajes, sus diálogos y, sobretodo, su forma de narrar (cosa que no descubrí al 100% hasta que cayó el manga en mis manos, poco tiempo después).
9207Y Jack Kirby es, sin duda, mi autor de tebeos preferido, y el primer nombre de un autor que recuerdo haber memorizado y buscado más cosas de él desde niño. La fuerza de su dibujo, la vitalidad de su narrativa y tratamiento de la viñeta me estremece y alucina, cada día más, es tan grande, tan genial, que me hace sentir pequeño al tiempo que el acercarme a su trabajo me insufla más ganas de dibujar y de seguir contando historias. Para mi, sin duda es el mejor, y una de mis grandes influencias, incluso en el entintado, ya que admiro muchísimo el trabajo de gente como Joe Sinnot o Mike Royer, que dotaron de mayor fuerza si cabe los lápices de Kirby, para mi el trabajo de esos entintadores es también una gran influencia.
Más allá de estas influencias, o de estas lecturas que me han marcado, creo que lo que te forma como autor y te llena de verdaderas ganas de seguir creando es echar de cuando en vez la vista atrás y ver que has avanzado casillas dentro de tu estilo, que siendo fiel a él vas evolucionando, y él contigo. Cuanto más trabajas, más páginas publicadas acumulas a las espaldas, más seguridad tienes en ti mismo y en tu trazo, pero de vez en cuando conviene caminar por la cuerda floja y ver qué pasa si pruebas esto o lo otro y lo añades a la mezcla. A veces saldrá mal, pero al menos ya sabes qué camino no debes tomar en lo sucesivo, porque ya lo has probado. Y a veces sale bien la cosa, y lo añades a tu estilo, haciéndolo evolucionar.

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