Los casos del Inspector McCurro

McCurro reúne todas las pruebas que incriminan al peligrosísimo delincuente conocido como Robert Kahn... o Bob Kane.

Bati-mentiras (parte 2)

15/02/2019

| Por Staff de Comiqueando

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Bill Finger en los años ´40.

Bill Finger en los años ´40.

A la tarde siguiente, tipo cinco, ya estaba entonado en la misma barra mugrienta del mismo barsucho maloliente, frente al barman vestido con la misma ropa. Miraba cada tanto hacia la puerta, a ver si llegaba Bill Finger, que si bien me había dicho que nos íbamos a ver ahí, tenía tal pedo que quizá ni se acordaba de mí. Y cuando por fin entró, me miró como corroborando que yo era real, que todo lo vivido la noche anterior no había sido un efecto secundario del alcohol ingerido en cantidades inhumanas.

-¿McCurro?- me dijo, chequeando su memoria, como un personaje de Philip Dick que no sabe en qué realidad está. Su aspecto era lamentable y lo primero que hizo al sentarse en la banqueta al lado de la mía, fue pedirse un trago y mandárselo de una. -¿Y? ¿Qué onda? ¿Encontró algo que sirva para probar que Bob Kane es un fraude y que yo soy el verdadero creador del mito del Hombre Murciélago?

-Hola, Bill. Sí, tengo buenas noticias- le dije mientras le indicaba al barman otra ronda para los dos de ese whisky berreta con un dejo a anchoas,- pero revelar una verdad es como abrir una caja de Pandora, uno no puede elegir lo que sale y un vez abierta es muy difícil de cerrar.

-Lo entiendo. Quiero oir todo y en base a eso vemos qué hacemos.

-Para empezar, cabe aclarar que la mayoría de las pruebas, por no decir todo el material primigenio de Batman fue destruído. Como sabrás, el buscador de chapa de Kane trató de explotar su éxito comercial y artístico con las mujeres. Durante los ‘40, Bob se dedicó a conquistar chicas neoyorquinas diciendo ‘Soy el creador de Batman’. Restaurantes caros, boliches, joyas, autos, todo era posible para el gran Kane…

-Mientras nosotros nos deslomábamos en los tableros y las máquinas de escribir- agregó taciturno y con bronca Finger.

-Exacto. Vos, Jerry Robinson, Gardner Fox y los demás eran fantasmas, esclavos invisibles de Kane que lo hacían cada vez más rico y famoso. Pero en ese deambular por mujeres se olvidó de que ya estaba casado con Beverly y que todo el material del encapotado estaba en la casa del matrimonio Kane. Cuando ella se cansó de los bati-cuernos y se divorciaron a fines de esa década, le tiró a la basura todo lo que había de Bob en la casa. Chau, a la mierda todo el material original de Batman. Piezas claves de la historia del comic perdidas para siempre.

-Sah…- rememora Finger,- siempre fue un sorete egocéntrico. Cuando tras la Guerra, Jerry Siegel y Joe Shuster le pidieron ayuda para unirse en un juicio contra DC, el muy turro le avisó a Donenfeld y a Liebowitz de los planes de los creadores de Superman y pudieron contactar al abogado y arruinarles el plan antes de empezar. Una verdadera mierda humana…

-Sin embargo- arriesgué,- era lo suficientemente carismático como para tener grandes artistas engañados bajo su figura, artistas que no creían en sí mismos, que no fueron…

-No estamos acá para psicoanalizarme- me interrumpió Finger y se clavó otro fondo blanco. -Lo que necesitamos son pruebas de los delitos del Kahn.

-Está bien. Veamos. Tenemos a un joven Bob Kane que dice habérsele ocurrido el personaje y que él solito le cambió el nombre de Bird-Man a Bat-Man, inspirado por diferentes fuentes. Él cita principalmente los bocetos dibujados en 1485 por Leonardo da Vinci del ‘ornitóptero’, “La Marca del Zorro”, esa película muda de 1920 protagonizada por Douglas Fairbanks, y una película de suspenso de 1930 llamada The Bat Whispers.

-Sí, el muy turro hace unos años dijo que él creó a Batman solo y de cero a partir de esas fuentes… Yo te juro que es mentira, McCurro- intervino Finger.- Lo de Da Vinci lo descubrimos mucho después…

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-Ya lo sé- retomé la presentación ante Finger y el barman, que ahora estaba acodado del otro lado de la barra, atrapado por el relato y sistemáticamente llenando nuestros vasos,- todos los dibujos que Kane presenta como pruebas, cuando dice que los dibujó solito en 1934 y 1938, está mintiendo. Son falsificaciones que armó años después… si él llamó a su personaje Bird-Man o Eagle-Man, ¿por qué esas alas son de murciélago? La siguiente fuente que cita Kane es una película absolutamente alejada de la imagen del Zorro que tenemos ahora. Tengamos en cuenta que es la primera adaptación de una novela, donde De la Vega es un amanerado salame y el Zorro una especie de bufón colorinche que juega con la espada y sólo tiene en común con Batman que usa máscara. Nada que ver con la oscuridad de la noche y los murciélagos- Finger y el barman asentían y tomaban.

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– Esto nos lleva a la tercera ‘fuente de inspiración’ de Robert Kahn, esa película muda que dice haberlo impresionado a los 14 años, The Bat Whispers, donde un ladrón usa una máscara de murciélago. Lamentablemente, en esa película de 1930 NADIE usa una máscara de murciélago, ya que es una secuela de The Bat, film del mismo director, pero de 1926, donde sí, la usan. Para la versión del ’30 que pudo haber visto Kane reemplazaron la cabeza de murciélago por una capucha negra sin forma de nada. Esa película es en blanco y negro, filmada de noche, donde al personaje enmascarado casi no se lo ve, está menos de cinco minutos y entre sombras.

 

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-Sí- agregó Finger,-el muy caradura dijo que de ahí sacó la idea de la bati-señal, que aparecía anunciando la muerte de las víctimas del Bat, pero yo la vi y no es así. La ‘señal’ es simplemente una polilla en el faro de un auto que no significa nada. La verdadera bati-señal surgió en una charla que tuve con Jerry y Jack Schiff y apareció en la Detective Comics nº60, de febrero del ’42.

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-Pasemos al dibujo de las primeras Batman. Sabemos que la magia la trajo Jerry Robinson, ¿y qué dice al respecto tu amigo Kahn?- tiré para hacer tiempo, clavarme otro whisquisito y abrir mi agenda- Les leo una declaración del ‘65: “En la Edad Dorada de Batman yo dibujé, entinté y rotulé la tira yo mismo… La verdad es que sigo dibujando casi el 90% de todas las historias de Batman. Hago todas las historias de la Batman bimensual y comparto con Carmine Infantino las Detective Comics, que dibuja toda. Infantino ahora hace todas las tapas para Batman y Detective Comics”.

-Bullshit- dijo Finger.- Bob dibujó la primera aventura de Batman, pero ya la segunda es otro estilo completamente diferente. El muy turro agarraba mis historias y se las llevaba a otro empleado suyo para que se las dibujara, él sólo ponía la firma.

buster-¿Estás seguro que ‘dibujó’ esa primera aventura?- mi pregunta sorprendió a Bill y despertó el interés del barman. -Henry E. Vallely nacido en 1886, murió en 1950, y fue un talentoso artista que ilustraba avisos en revistas para mujeres, diarios y libros para chicos. Y varios Big Little Books, colección que el joven Kane seguro conocía, como lo prueba el que se llama «Gang Busters In Action», escrito por Isaac McAnally e ilustrado por Vallely en 1938.

-Sí, claro- dijo Finger como rememorando,- me acuerdo de esos libritos. Aparecieron Dick Tracy, Tarzán, incluso Mickey…

-Dudo que a Kane le duraran mucho, al menos ese ejemplar que te digo, porque para su primera aventura de Batman CALCÓ un montón de dibujos. Acá tengo las pruebas – y saqué un montón de páginas donde se veía claramente los achacos de Kane, cómo había copiado caras, poses, paisajes, incluso autos de Vallely-. Vean.

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-Mucho calcó también de un pulp de The Shadow… «Partners of Peril»- miré la cara de Bill Finger y supe que había tocado un nervio.- Miren estos dibujos de Tom Lovell y estos de Kane…

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-De hecho, hay un par de publicidades en ese número de The Shadow, de donde también ‘se inspiró’ Kane. De una de la película del Zorro tomó una idea para Batman, y de una de ExLax- me parece que era un laxante- se robó la cara del Comisionado Gordon. De otra publicidad de tabaco sacó la prestancia de Bruce Wayne, e incluso un personaje secundario se robó de otro aviso de esa misma revista.

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Untitled-Supongamos que Robert lo hizo únicamente para esas primeras páginas de Batman, apurado por los tiempos, pero la verdad es que buscando un poco más adelante, encontré el primer origen de Batman, en la Detective nº 33, y nuevamente el muy turro calca a Vallely, esta vez de otro Big Little Book, llamado «Junior G-Men and the Counterfeiters!». Miren esto:

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-Y de ese origen, el último cuadrito es el famoso plagio al Tarzán de Hal Foster…- agregó Bill.

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-Exacto. Pero como te dije al principio- retomé mientras el barman me llenaba el vaso- investigar el pasado abre muchas puertas. Ya sé por qué nunca saltaste a botonear a Kane, sé cómo logró tu ex compañero retenerte bajo su suela y cómo te extorsionó durante décadas para que te dejaras explotar en su beneficio- la cara de Finger se puso más blanca que la del Joker. Su vaso quedó suspendido frente a su boca abierta. El barman nos miraba como si jugáramos un partido de ping-pong, a ver si yo largaba prenda o si él reaccionaba, pero el silencio era total. Era un duelo de voluntades. Él me miraba como desconfiando de mis descubrimientos, o si sopesara el daño que le haría si yo abría la boca. Yo esperaba que él confesara, esperaba no tener que enrostrarle la verdad de su crimen.

Continuará…

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