Primera parte de un extenso informe sobre toda la carrera de este prodigioso dibujante, ícono del comic para adultos.

Milo Manara (parte 1)

06/11/2014

| Por Andrés Accorsi

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512px-Milo_Manara_2009Giuseppe Bergman, El Hombre de Papel, El Clic!, El Rey Mono, Verano Indio, son todas obras importantísimas en el comic europeo de los últimos 40 años. Pero por más chapa que tengan cada una de estas obras, todas ellas (y un montón más, tal vez menos relevantes) palidecen frente a la firma de su autor, frente a ese nombre-ícono, que simboliza a la historieta europea adulta, sofisticada y -por qué no- un poco pasada de rosca en cuanto al contenido erótico. Hoy empezamos un repaso por la extensa trayectoria de un italiano que conquistó el mundo. Vení, que hay mucho más que tetas y culos en el mundo mágico de

MILO MANARA                                                                                                                                        1) NACE UNA ESTRELLA

Maurillo Manara nace el 12 de Septiembre de 1945 en Luson, un pequeño pueblo de la región italiana de Bolzano, cerca de la frontera con Austria. Desde muy temprano, estaba claro que Milo se iba a volcar a tareas relacionadas con el arte. Dibuja, pinta, y a los 14 años ilustra páginas de La Iliada y la Odisea. También tocaba muy bien el saxo tenor, pero a la hora de encarar una carrera universitaria, opta por Arquitectura, convencido de que no podrá vivir de la pintura, que era lo que más lo entusiasmaba. Tanto es así que, en 1964 (el año en que se inundó Florencia), se escapa de su casa y llega a dedo hasta París, para ver una enorme exposición de trabajos de Pablo Picasso.

Genius, la primera obra destacable de Manara.

Genius, la primera obra destacable de Manara.

Mientras cursa sus estudios en Venecia, trabaja en una fábrica de juguetes, y como asistente de Miguel Ortiz Berrocal, un escultor español radicado cerca de Verona. Y además descubre la militancia política de izquierda y la historieta francesa de vanguardia (Barbarella, Jodelle, Saga de Xam), que sacudía a Europa en aquellos agitados años ‘60. Todo este caldo de cultivo desemboca en 1968, cuando Manara milita en la organización maoísta Unión de la Juventud (para la cual ilustra afiches y panfletos) y comienza a publicar sus dibujos en forma profesional, tanto en publicidad, como en historieta.

Su primer trabajo relevante en este ámbito es Genius (1969), para la editorial Furio Viano, una historieta de tono policial, con una carga de sexo y violencia bastante escandalosa para aquel entonces. Pero ese estilo se pone de moda (gracias a Diabolik, de las Hermanas Guissani) y surgen decenas de editores con publicaciones similares. Uno de estos, Edizione Erregi, pone a Manara al frente de las escabrosas aventuras de Jolanda de Almaviva, de las que Milo llega a dibujar unas 40 entregas, entre 1971 y 1973. Jolanda de Almaviva era una revista de pequeño formato, pero con 120 páginas y periodicidad quincenal. Cada página requería apenas una o dos viñetas, pero el ritmo quincenal le exigía a Manara (y a los guionistas Francesco Rubino, Carlo Barbieri y Silverio Pisú) un enorme volúmen de producción. Es en estos años (y bajo este sistema de trabajo) cuando Manara forja su estilo y adquiere la calidad que le permitirá destacarse en su siguiente etapa.

Alessio il Borghese Rivoluzionario, bajada de línea  a full, con guiones de Silverio Pisú

Alessio il Borghese Rivoluzionario, con guiones de Silverio Pisú

2) SE VIENE EL ZURDAJE

El guionista Silverio Pisú es el primero en darse cuenta de que Manara está para cosas más importantes que esas pequeñas revistitas hechas por kilo. Pisú también milita en agrupaciones de izquierda, y su sintonía con Manara es inmediata. Con la banca del Partido Socialista italiano, realizan Telerompo y Strategia della Tensione. En 1975, Pisú y Manara crean una historieta polémica y relevante, llamada Alessio, Il Borghese Rivoluzionario, donde la bajada de línea es la protagonista. La puesta en página es espectacular, a tal punto que el editor (Oreste del Buono, de la prestigiosa revista Alter) decide publicar los textos en la parte inferior de las páginas, para que estos no opaquen los espléndidos dibujos de Manara. En estas osadas composiciones, Manara empieza a meter espectaculares mujeres desnudas casi con cualquier excusa y, paralelamente, Pisú se va a vivir a un barco en una isla de Grecia. Las desinteligencias entre los autores comienzan a profundizarse y estallan, casualmente, con la obra que los terminará por consagrar.

Lo Scimiotto, primo italiano de Son Goku.

Lo Scimiotto, primo italiano de Son Goku.

Lo Scimmiotto (conocida en nuestro idioma como El Rey Mono), se serializa entre Enero de 1976 y Febrero de 1977 en la revista Alter Linus y causa un enorme impacto por el avance de Manara en materia de narrativa y composición, y por el fuerte contenido ideológico. En realidad, se trata de una versión de una novela fantástica de la China medieval, La Peregrinación hacia el Oeste (de Wou Tcheng-en), que ya había sido ilustrada varias veces por artistas chinos. El mono en cuestión es, en realidad, un humanoide simiesco, Souen Wou-Kong, a su vez rey de una tribu de primates. Pisú trata de resaltar los aspectos fantásticos de la novela, pero Manara quiere priorizar la alegoría política. La tensión es permanente, pero como el éxito acompaña, la dupla sigue la historieta hasta el final, y después sí, se separa para siempre.

Entre sus dos últimos trabajos junto a Pisú, Manara colabora con el guionista Mino Milani, en la revista infantil Il Corriere dei Ragazzi. Aquí realizan una serie llamada La Parola Alla Giuria (1975), en la que recuentan las vidas de personajes polémicos de la historia (Atila, el General Custer, Alfred Nobel, Helena de Troya, etc.) y le proponen al lector juzgar a estos personajes. Este material apareció en nuestro país en la revista Billiken.

Ahora sí, a full con la aventura.

Ahora sí, a full con la aventura.

También en este período y en la misma editorial de Il Corriere dei Ragazzi, Manara crea la efímera serie Corrier Boy, donde por primera vez utiliza los rasgos de James Dean para un personaje suyo (luego repetirá este truco en las secuelas de El Clic!).

Sus historietas con personajes históricos le valen a Manara un jugoso contrato con la editorial francesa Larousse, que en 1976 lo convoca para ilustrar varios episodios de L’Histoire de France en Bandes Dessinées (la historia de Francia en historietas) y La Decouverte du Monde (el descubrimiento del mundo), a las que Manara aporta maravillosos trabajos. Obviamente, la editorial italiana Mondadori lo recluta entre sus filas para Storia D’ Italia, un proyecto muy similar al de Larousse.

Todavía muy apegado al estilo documental de estas historietas, lleno de detalles casi fotográficos, Manara realiza en 1977 L’Uomo delle Nevi (El Monje del Tibet, en castellano), una intensa novela gráfica escrita por Alfredo Castelli, e incluída en la prestigiosa colección Un Uomo, un’ Avventura. Ese mismo año, el autor recibe el primer premio importante de su carrera, el Premio Albertarelli, apenas el inicio de su romance con una industria que no dejará nunca de galardonarlo.

HP y Giuseppe Bergman, la primera obra maestra.

HP y Giuseppe Bergman, la primera obra maestra.

3) LA GRAN AVENTURA

Estamos a fines de 1977 y el idilio entre Milo Manara y los editores franceses está a punto de florecer. La editorial Casterman, que acaba de lanzar la revista A Suivre, quiere al italiano entre sus páginas y le da total libertad para realizar una saga larga con guión propio, además de un precio por página impensable para el mercado italiano. Así, a principios de 1978, el n°9 de A Suivre presenta el primer episodio de la que tal vez sea la mejor obra en la extensa carrera de Manara: HP et Giuseppe Bergman.

Aquí, además de la aventura, el erotismo y una (leve) bajada de línea, Manara pela elementos hasta ahora ausentes en su obra. Sintetiza un poco el trazo (un esfuerzo que le llevará alrededor de diez años), ajusta a la perfección la narrativa y -sobre todo- se larga a hablar de lo que le gusta: Habla de Hugo Pratt, de Bertold Brecht, de Luigi Pirandello, de Umberto Eco, de Frank Zappa, de Borges… se escapa de la aventura a la meta-aventura, a investigar desde la historieta el propio funcionamiento de la aventura en la historieta. Giusseppe Bergman es uno de los primeros personajes 100% conscientes de su condición de dibujo de tinta sobre papel, y hasta se da el lujo (como más tarde haría el Animal Man de Grant Morrison) de plantársele a su autor con cuestionamientos acerca del guión, el dibujo, etc.

L´Uomo di Carta, una joya pensada a todo color.

L´Uomo di Carta, una joya pensada a todo color.

HP et Giuseppe Bergman recorre el mundo (aquí la publicó Fierro) y consagra a Manara definitivamente y a nivel universal. En 1978 gana el Yellow Kid en Lucca como Mejor Dibujante Italiano y se convierte en un referente central de toda la movida del comic para adultos, que a fines de los ‘70 atravesaba su momento más próspero. Giuseppe volverá, a pedido de la crítica y el público, con dos libros que en castellano se conocen como Las Aventuras Africanas de G.P., pero que en Francia se publicaron como Dies Irae (1980). Se trata de otro poderoso meta-comic, de nuevo con situaciones eróticas y homenajes constantes a la obra de Pratt, pero con guiños también a Graham Greene, Robert Crumb, Moebius, Andrea Pazienza y los historietistas de vanguardia italianos, por entonces nucleados en la revista Frigidaire.

En 1981, Manara pasa a la revista Pilote, donde crea su otra obra maestra con guión propio: El Hombre de Papel (L’Uomo di Carta). En este western (pensado para ser publicado a color, y por ende dibujado en una línea más clara, más cercana a Moebius) se descuelga con desopilantes gags visuales, escenas mudas que pasaron a la historia, viñetas más grandes y una bajada de tono importante en lo que a erotismo se refiere. Pero atenti, que igual es heavy por otros motivos.

Habrá más Manara en la segunda parte de este informe.

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