Desde Adentro

Hoy no hay nada nuevo, todo es una nueva versión de un cliché más viejo. La gracia está en recombinar los elementos en una mezcla novedosa.

Danilo Beyruth

10/08/2018

| Por Staff de Comiqueando

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imageMi primer trabajo, que fue en una agencia de publicidad, a los 17 años, ya tenía que ver con el dibujo. O sea que, de cierta forma, el dibujo para mí siempre fue un trabajo. Las oportunidades que tuve se dieron a raíz de que dibujo. En esa agencia hice mucho story-board, mucha ilustración, y con el tiempo fui virando hacia la dirección de arte. Cuando dejé ese trabajo, me volqué a la ilustración, de nuevo trabajando con el dibujo.

La profesión del ilustrador se parece poco a un empleo convencional. Cuando te cae un trabajo, todo se mueve muy rápido y los plazos son cortos. Hay que ser capaz de producir mucho en poco tiempo y con poco margen de error. Y como contrapunto, entre un trabajo y otro uno queda libre, sin tener que brindar servicios ni marcar tarjeta en ningún lado. Yo empecé a dibujar historietas aprovechando esos momentos. Y pasó mucho tiempo hasta que la historieta se convirtió en mi principal fuente de ingresos. También tuve un momento en que sentí ganas de dedicarme a la animación, pero se me pasó cuando entendí que era un trabajo muy repetitivo, que exigía una disciplina enorme. Pero nunca tuve dudas: siempre supe que iba a trabajar de algo relacionado con el dibujo.

6c8cdadd4e8ad28bc621bf4a85eb2100Finalmente en 2006 me decidí a dedicarme en serio a la realización de historietas. Comencé un curso por correspondencia de la escuela de Joe Kubert y poco después dibujé un comic de 20 páginas llamdo Evil King, parte de una serie más grande, que algún día pienso retomar. En seguida me llegó la invitación para sumarme a una antología de EEUU llamada Jesus Hates Zombies, donde aporté una historieta corta con guión de Stephen Lindsay. Y a partir de 2007, vengo sosteniendo una producción regular, a veces pensando en el mercado de Brasil y a veces en el de EEUU.

Como casi todos, me tocó publicar mis trabajos en fanzines, que al principio tenían muy poca repercusión. En los negocios donde los distribuía, me decían que a la gente le gustaba lo mío, pero pasó mucho tiempo hasta que empecé a recibir comentarios en mi blog de gente que habían comprado mi fanzine. Por suerte, los que comentaban era porque lo habían disfrutado y se habían sorprendido con la calidad.

Mis influencias abarcan el elenco clásico de la revista Mad, junto a Richard Corben, Jack Kirby, Alex Toth, Milton Caniff, Fernando de Felipe, Jordi Bernet, José Ortiz, John Byrne, Guy Davis y Goran Parlov, por citar sólo a algunos. También me dicen que mi trazo se parece al de los dibujantes italianos que hacen westerns. Creo que el hecho de usar el pincel ya marca mucho de dónde vienen las influencias.

GhostRider01_new_p03A los autores que están empezando en esto de la historieta, les recomiendo no desistir nunca y trabajar incluso cuando no se tiene la voluntad. Esto es 10% inspiración y 90% transpiración. Tampoco se vuelvan locos buscando la idea más original del mundo. Casi todo lo que creamos los que estamos en esto es producto de una acumulación de libros, películas o historietas, historias que uno conoce y que le sirven de base para crear nuevas combinaciones. Hoy no hay nada nuevo, todo es una nueva versión de un cliché más viejo. La gracia está en recombinar los elementos en una mezcla novedosa, como subvirtiendo nuestros propios clichés.

Mi tránsito entre la producción independiente (o para editoriales de Brasil) y mi trabajo actual en Marvel fue un poco traumático, porque yo estaba acostumbrado a dibujar, básicamente, historias que yo mismo escribo. Pero decidí dar ese salto porque no hay un plan de carrera trazado para los historietistas. No hay universidades de historieta, ni pasantías, ni nada. Lo que existe es el momento en el que uno decide que se va a dedicar a esto. Y a mí la verdad que me hizo bien, porque ahora hasta logro dedicarle tiempo a entrenar la mano para dibujar mejor. Ahora tengo tiempo para pensar mejor en lo que estoy haciendo. Cuando uno por fin está haciendo lo que uno nació para hacer, cambia todo: yo ahora estoy en el lugar que siento que es el mío.

 

 

 

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