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NOTAS

Alpha Flight (parte 2)

A regañadientes, el maestro John Byrne lanza a Alpha Flight en su propio título mensual.
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Lunes 14 de julio

2. HABLEMOS DE BYRNE

A principios de 1981, se disuelve la consagrada dupla Claremont-Byrne y será el guionista quien quede al frente de los X-Men, junto a otros dibujantes. Para este entonces, John Byrne estaba a punto de debutar como autor integral nada menos que en Fantastic Four, para lo cual había obtenido el voto de confianza de Jim Shooter, el jefe de coordinadores que conducía a la Marvel de aquellos años con mano de hierro. Por supuesto, Byrne demostraría estar ampliamente capacitado para guiar con éxito a personajes de primera línea y de ahí en adelante sería convocado por las distintas editoriales para encargarse de distintas series en capacidad de autor integral: rara vez tratarían de imponerle un guionista, y faltarían varios años para que él empezara a escribir guiones para que los dibujen otros.

En paralelo al reverdecer de los Fantastic Four de la mano de Byrne, la popularidad de los X-Men crece a pasos agigantados y Shooter encuentra en Claremont una excelente predisposición para lanzar nuevas series y miniseries centradas en los mutantes. Un escalón lógico en la expansión de la franquicia X-Men podía ser una serie protagonizada por Alpha Flight, a quienes los lectores de UXM ya conocían.

Faltaba convencer a Byrne, quien estaba muy enfocado en Fantastic Four y además siempre decía que eran personajes que había creado para hacerle el aguante durante unas páginas a los X-Men, no para darles continuidad. Durante 1981 y parte de 1982, cada vez que le preguntaron por un posible título de Alpha Flight, el maestro respondió que no descartaba en algún momento realizar una miniserie, o una maxiserie. Pero en la San Diego Comic Con de ese año, Shooter se puso firme: la gente quería una revista mensual de Alpha Flight, y si Byrne se negaba a hacerla, se la iban a encargar a alguien más. El autor negoció total control sobre guiones y dibujos, e incluso la posibilidad (única en ese entonces) de entregar las páginas ya entintadas, sin que nadie supervisara los lápices. De hecho, a los pocos números, Byrne dejó de dibujar a lápiz y empezó a entintar directamente sobre los bocetos, para ganar tiempo (no olvidemos que también entregaba todos los meses un episodio completo de Fantastic Four, un guion de The Thing, varias portadas, y a veces algunas páginas más, para otros proyectos de la editorial).

Así es como en Mayo de 1983 se publicó el nº1 de Alpha Flight, un especial de 48 páginas, que daría inicio a una extensa serie, al principio muy exitosa. Frente a la necesidad de darle onda y profundidad a estos superhéroes pensados como relleno, Byrne afila su instinto de narrador y logra crearle a cada uno de ellos una personalidad interesante, orígenes atractivos y hasta rodear a cada uno de ellos de sus propios personajes secundarios. ¿Qué sacrifica para lograrlo? La interacción entre ellos.

Byrne plantea de entrada que Alpha Flight va a ser un grupo atípico, en el sentido más amplio del término. Los miembros no entrenan juntos, viven en distintas ciudades de Canadá, no son amigos entre sí, y ni siquiera participan todos en todas las misiones del equipo. El autor los asimilaba más con agentes al estilo Mission: Impossible que con un equipo de superhéroes al estilo X-Men o Fantastic Four. ¿Se puede hacer algo así, y que le resulte atractivo a los fans que consagraron a Byrne en esas revistas? Ya veremos.

3. LA ETAPA CLÁSICA

El nº1 de Alpha Flight es básicamente una presentación de personajes y en los tres números siguientes hay una aventura grupal, que tiene que ver con el origen de Marrina, y entre todos le ganan a The Master. Pero después vienen varias historias con un único protagonista: Puck primero, luego Snowbird, luego Sasquatch, luego los mellizos, en el nº11 Guardian y Heather… y además cada uno de estos números trae una historia corta (a veces no tan corta) dedicada a explorar los orígenes de cada uno de los protagonistas. O sea que durante el primer año prácticamente no hay misiones conjuntas.

Además de la Alpha Flight, hay una Beta y una Gamma Flights, de donde salen todo el tiempo nuevos personajes con habilidades extrañas, y varios de estos personajes van a formar la Omega Flight, un grupo que antagonizará con la tropa de Vindicator (que al toque cambia su nombre por el de Guardian). Y en el nº12, cuando la crisis de Omega Flight estalla, tenemos otro número especial con más páginas, y un desenlace trágico en el que muere nada menos que James McDonald Hudson, el líder, el símbolo patrio, el equivalente canadiense del Captain America. Byrne tenía todo esto planeado desde antes de lanzar el nº1, y los fans sabían que para el nº12 el equipo iba a ver morir a uno de sus integrantes, pero nadie apostaba por el capo, el que se había puesto al hombro la formación y el funcionamiento de Alpha Flight.

Marcados por el dolor de la pérdida, especialmente para Heather, los números siguientes también son raros. La interacción entre los personajes sigue siendo muy escasa, a tal punto que la revancha contra The Master la juegan solo Puck, Marrina y Namor, quien ahora es novio de la anfibia de piel amarillenta.

El nº17 es un recuento de todo el pasado de James, bastante delictivo, porque incluye varias páginas tomadas de sus apariciones en Uncanny X-Men, más extensos diálogos entre Heather y Wolverine. Después tenemos una amenaza mística, que obliga a Elizabeth, la hija adolescente de Shaman a convertirse en Talisman, y luego más aventuras breves, con pocos personajes involucrados en cada una de ellas. En el nº24 (también doble) se resuelve un plot que venía del número anterior, y es una aventura un poco más compleja, con todos los integrantes en escena, y la incorporación de Box, que viene de la Beta Flight.

(El lunes, la tercera parte)